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El aceite del Espíritu

Bienvenidos de nuevo. Me alegra verlos a todos aquí. Hoy vamos a continuar nuestra charla acerca de la señal del Hijo del Hombre.

La semana pasada, ¿acerca de qué hablamos? ¿Quién puede decirme? Correcto. Hablamos acerca de Zacarías, capítulo 4, y de una visión de qué clase de árboles? Olivos. Dos olivos, y en medio de ellos habían siete lámparas y aceite cayendo desde los árboles a las lámparas.

Vimos cómo eso corresponde a la señal del Hijo del Hombre, donde a ambos lados tenemos dos relojes: el reloj del Horologium y el reloj de Orión. Vimos cómo en realidad forman un reloj de arena y que también tiene un significado importante como otro tipo de reloj. Y en el medio está la paloma del Espíritu, el Espíritu Santo, que representa el aceite.

Por supuesto, vimos cómo eso es distribuido a las siete iglesias, que están simbolizadas en diferentes lugares alrededor de la señal. Hoy hablaremos un poco más acerca del aceite del Espíritu. Aquí tenemos las iglesias, y recuerdan cómo hay una ruta a través de estas iglesias, así como lo había en la tierra.

Estas eran ciudades en lo que hoy es conocido como Turquía, y hay una ruta, una ruta de correo adonde las personas caminaban conectando las diferentes iglesias o las diferentes ciudades donde había una iglesia, y luego regresaba al punto de partida. Así que vemos el mismo patrón en el cielo, y en el medio está la paloma del Espíritu Santo, que es distribuido a las siete iglesias como las siete lámparas.

Cada iglesia debe ser luz a la comunidad. Por eso están representadas como lámparas con siete luces, quemando el aceite del Espíritu Santo. Esto fue explicado en Zacarías 4:6.

El versículo 6 dice:

"Entonces respondió y me habló, diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu…"

Ahí es cuando vio los olivos y esa visión con el aceite, y entonces el Señor le dijo: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos." Así Dios estaba definiendo lo que significaba este símbolo. El aceite es el Espíritu. Así que veamos esto un poco más detalladamente, porque hay otra historia en la Biblia que habla acerca del aceite, y es una historia más conocida.

La escuchamos en la lectura bíblica. Así que veámosla de nuevo: la parábola de las diez vírgenes.

El contexto es el de una boda. En Israel, tenían el cuarto de las bodas, y luego el novio venía y llamaba a los invitados a entrar al cuarto donde disfrutarían la noche. La parábola describe a las vírgenes, que forman parte del cortejo nupcial, esperando al novio.

Así es como la iglesia está esperando a Jesús. Estamos esperándolo a que venga. Y, por supuesto, un símbolo importante en la Biblia es el de una mujer es. Ella representa a una iglesia.

Esto viene de Efesios 5:25:

"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella."

Él compara a los esposos con Jesús y a las esposas o mujeres con la iglesia. Ahí está la relación esposo-esposa. Y en la parábola de las vírgenes, se representa la misma relación. Es un ambiente de boda, y las iglesias están representadas por esas vírgenes.

Pero en la parábola se menciona que hay vírgenes prudentes e insensatas.

Eso es Mateo 25. Había diez vírgenes. Cinco eran prudentes y cinco eran insensatas. ¿Cuál era la diferencia entre las prudentes y las insensatas?

Unas tenían aceite y las otras no.

¿Qué no podían hacer si no tenían aceite? ¿Cuál era el problema?

Tenían una lámpara, pero para que la lámpara brillara, necesitaban aceite. En aquellos días, sus lámparas eran similares a esto, excepto que eran como un recipiente que tenía el aceite adentro. Luego tenían una mecha que podían iluminar. Era como un recipiente con una pequeña llama al final. Lo veremos un poco más adelante.

Sin el aceite, no podían quemarlo para producir luz. Y eso era algo importante. Si está oscuro, necesitamos luz.

Dios hizo que la iglesia sea la luz del mundo. Eso es lo que dijo Jesús.

Así que nosotros necesitamos tener el aceite para poder brillar.

Así que nosotros estamos en la posición de esas vírgenes. Somos la iglesia. Y la parábola por lo tanto nos plantea una pregunta:

¿Somos vírgenes prudentes con aceite? ¿O somos insensatas sin aceite?

Jesús comenzó esta parábola diciendo:

"Entonces el reino de los cielos será semejante a..."

Él está diciendo: "Así es el reino de los cielos, es como estas diez vírgenes." Y luego contó la historia.

Cuando Jesús dijo que el reino de los cielos es semejante a algo, hoy podemos entenderlo a la luz de la señal del Hijo del Hombre, porque en la señal del Hijo del Hombre hay muchos símbolos, y ellos hablan acerca, ellos describen el reino de los cielos.

Así que la pregunta es:

En la señal, tenemos las siete iglesias.

Pero, ¿dónde están las cinco vírgenes, las cinco vírgenes prudentes?

Las insensatas no son parte del reino, pero deberían haber cinco prudentes en esta señal, porque la señal describe al reino de los cielos.

Ilustra el reino para nosotros.

Ahora, si miramos a esto, hay una pista. Porque necesitamos cinco de algo.

Y tenemos siete puntos donde hay cada una de las iglesias.

Y hay una pista aquí en el río.

Porque, ¿cuántos ríos hay?

Solo un río.

Pero hay dos iglesias ilustradas por ese único río.

Una iglesia, Filadelfia, está dentro de la señal del Hijo del Hombre, dentro de este borde.

La otra iglesia está afuera.

Así que, en el contexto de las diez vírgenes, ¿cuál representaría a la prudentes y cuál representaría a la insensata?

¿La de adentro representaría a cuál?

Las prudentes, porque están dentro, tienen el aceite del Espíritu Santo.

Y afuera están las insensatas, son las vírgenes insensatas.

Y tanto Filadelfia como Laodicea hablan acerca de una puerta en la carta de Jesús a estas iglesias.

Veamos eso.

Esto está en Apocalipsis, capítulo 3.

Y a Filadelfia, Jesús le dice—se presenta a Sí mismo en el versículo 8:

Dice: "Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre."

Ellos tienen una puerta abierta.

Y si miras abajo un poco más en el versículo 20, Jesús ahora habla a la iglesia de Laodicea y dice:

"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo."

Tu no llamas a una puerta que está abierta. "Si alguno oye mi voz y abre la puerta"—porque está cerrada—"entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." Así que vemos ese contraste.

Con Filadelfia, Jesús presenta una puerta abierta. Pero con Laodicea, Él está a la puerta y Él llama, porque está cerrada la puerta. Y Jesús no tenía nada positivo que decir sobre Laodicea.

Pero para Filadelfia, no tuvo nada negativo que decir. Así que esto nos da un contraste entre Filadelfia, como las vírgenes prudentes, y Laodicea, como las vírgenes insensatas.

Pero creo que hay más en esto que simplemente decir que las prudentes están en la iglesia de Filadelfia y las insensatas están en la iglesia de Laodicea.

Porque Jesús dijo que hay cinco vírgenes prudentes y cinco vírgenes insensatas. Así que deberíamos ver cinco. Y sabemos que las vírgenes son iglesias.

Así que, necesitamos explorar un poco para ver dónde están representadas esas cinco vírgenes.

En primer lugar, cuando miramos el libro de Apocalipsis, todo se trata de la revelación de Jesucristo y su venida. Y nos dirige al tiempo. Nos da un entendimiento del tiempo, todo el libro. El libro de Apocalipsis trata sobre el tiempo de la aparición de Jesús. Y aun estas cartas a las iglesias describen un marco de tiempo.

Y eso es bien entendido por muchas iglesias de diversas denominaciones. Ellos comprenden que, desde el tiempo de Cristo, estas siete iglesias representan períodos de tiempo.

Así que estaba la iglesia temprana de los apóstoles y las personas que ellos trajeron a la iglesia. Y fueron descritas en la carta a la iglesia de Éfeso.

Eso significa que, en esa carta a la iglesia de Éfeso, lo que se dijo aplicaba especialmente a esas personas en ese tiempo, cuando la iglesia era joven, de manera relativa, por un par de cientos de años aproximadamente.

Y luego llegó el tiempo en que la carta de Jesús a Esmirna se volvió muy importante.

Ese fue un tiempo de gran persecución en la iglesia. La cristiandad no era bien querida por la religión pagana romana.

Y así, muchos cristianos fueron muertos solo por ser cristianos.

En la carta de Jesús a la iglesia de Esmirna, en Apocalipsis 2, Jesús se presenta. Dice:

"Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto."

Así que Él se está identificando con su experiencia, porque muchos de ellos habían muerto, y les está dando esperanza.

Dice:

"Yo conozco tus obras, y tu tribulación"—porque sufrieron mucha persecución por parte de los romanos—"y tu pobreza. Pero tú eres rico."

Eso es interesante. Volveremos a esto en un momento.

"Y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás."

Luego, los anima y dice:

"No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días."

Y, en realidad, en ese período de tiempo que representaba a Esmirna, hubo diez días, o más bien, diez años, porque es simbólico, un día representa un año, y hubo diez años especialmente cuando las personas de Esmirna, los cristianos, fueron severamente perseguidos.

El emperador romano mandó ejecutar a muchos de ellos.

Así que hubo muchos mártires en ese tiempo.

Esto fue, creo, al final de ese período, hasta aproximadamente el año 313.

En esos últimos años, fue cuando tuvieron esa gran tribulación.

Para ellos, fue muy importante.

Y así son las cartas de Cristo. Son muy importantes cuando estás pasando por esa experiencia.

Para todos nosotros, podemos aprender algo de esas cartas.

Pero en nuestra experiencia, habrá una que otra carta nos impacte más de cerca y sea, en cierto modo, más importante para nosotros que las demás.

Y así fue en este marco de tiempo.

Si lo ves en términos de tiempo, desde la época de Cristo hasta ahora, la carta a cada iglesia fue especialmente significativa para las personas de ese tiempo.

Y llegamos hasta hoy, cuando es la era de Laodicea, por así decirlo.

Y es interesante porque hay una especie de progresión a través de las cartas.

Desde el principio, la iglesia apostólica con Éfeso—Jesús les dice:

"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo, y paciencia, y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos."

Así que Él repite algunas de las cosas buenas que hicieron.

Y continúa diciendo:

"Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor." (versículo 4)

Ellos estaban trabajando para el Señor, estaban dejando que su luz brillara, pero algo sucedió.

Dejaron su primer amor.

Eso significa que se desviaron.

Empezaron a ir en la dirección equivocada.

Y en lugar de tener a Jesús en primer lugar en todo lo que hacían, comenzaron a desviarse y a perder de vista a Cristo.

Y Jesús dice:

"Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido."

Ahora, una de las cosas que menciona al continuar, dice:

"Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco."

Vemos este tema surgir de nuevo en diferentes formas a través de las iglesias.

Por ejemplo, en la iglesia de Pérgamo—esta es ahora la tercera iglesia—Él no tiene nada negativo que decir sobre Esmirna.

Pero desde Éfeso hasta Pérgamo, vemos este tema con la doctrina de los nicolaítas.

Comencemos en el versículo 14, capítulo 2. Jesús está hablando a la iglesia de Pérgamo, y dice:

"Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer fornicación."

Así que Jesús estaba diciendo: "Están enseñando a la gente a desviarse, así como Éfeso se desvió. Pero aunque estaban comenzando a irse por el mal camino, aún odiaban las obras de los nicolaítas."

No está del todo claro qué es eso, pero encontramos algunas pistas. Aquí habla de la doctrina de Balaam, que ponía piedra de tropiezo. Una piedra de tropiezo es algo que está en tu camino. Quieres caminar y, de repente, te tropiezas con eso.

Es un problema que estaba en el camino de los hijos de Israel o, en sentido espiritual, de la iglesia, el Israel espiritual. Y ese problema era comer cosas sacrificadas a los ídolos y cometer fornicación.

Y luego dice:

"Tienes también a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco."

Él conecta estas dos cosas. Poner piedra de tropiezo es como la doctrina de los nicolaítas, o conduce a la doctrina de los nicolaítas, lo cual Jesús dice que odia.

Éfeso también odiaba eso, pero para cuando llegamos a Pérgamo, ya tenían esa doctrina adoptada.

Y luego, cuando miramos a la siguiente iglesia, la situación empeora, quizás mucho peor.

Porque en el versículo 20, Jesús dice:

"Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa."

Ahora hay alguien que está hablando. Una profetisa es alguien que habla con la autoridad, ¿de quién? Con la autoridad de Dios.

Afirma ser un profeta, o en este caso, una profetisa, y hablar con la autoridad de Dios.

Pero entonces Jesús dice que está enseñando y seduciendo a sus siervos para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los ídolos.

Así que ahora están enseñando esas falsas doctrinas con la supuesta autoridad de Dios, llamándose a sí misma profetisa.

Esto hace que la situación sea aún peor.

Porque en esta iglesia—y esta iglesia tuvo el período de tiempo más largo—no tengo una línea de tiempo aquí para mostrárselos, pero Tiatira abarcó cientos y cientos de años.

Fue la época en la que la iglesia estuvo por encima de los reyes del mundo.

El papa de la iglesia nombraba emperadores y reyes en diferentes naciones, y por mucho tiempo sucedieron estas cosas.

Muchos errores entraron en la iglesia durante ese período de tiempo.

Se introdujo la idolatría.

Se introdujo la adoración a María. Se introdujeron las indulgencias.

En lugar de confesar nuestros pecados directamente a Dios, establecieron el confesionario, donde ibas a la iglesia y te confesabas ante los sacerdotes.

Se introdujo el celibato en el sacerdocio para que los sacerdotes ya no se casaran.

Originalmente, esto no era así. Pero todo esto llegó durante el tiempo representado por la carta a la iglesia de Tiatira.

Este fue un tiempo muy largo cuando muchas cosas se degradaron en la iglesia.

Y Jesús incluso dice en el versículo 21:

"Y le he dado tiempo para que se arrepienta."

Esto corresponde a ese tiempo largo.

Jesús les dio mucho tiempo, muchos años para que la iglesia se arrepintiera de esa fornicación. Fornicación espiritual es cuando te alejas de Dios y recibes todas esas falsas doctrinas. Eso es incluido cuando dice fornicación. Y comer cosas sacrificadas a ídolos. Pero a pesar de todo ese tiempo, ella nunca se arrepintió.

Lo que vemos a través de las iglesias es esta degradación. Se vuelve peor, y peor, y peor.

En Apocalipsis 3:1, Jesús habla a la iglesia de Sardis y al final del versículo dice:

"Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto."

Así que les dice: "Pareces vivo, pero en realidad estás muerto."

Y luego, en el versículo 2, dice:

"Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir."

Así que esta es la imagen de una iglesia que está muerta y a punto de morir, apenas sobreviviendo.

Él dice: "Afirma lo que queda, lo que aún permanece, porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios."

Lo que estaban haciendo no era satisfactorio.

Y finalmente, al final, está Laodicea.

Y ya hemos visto eso, donde Jesús está a la puerta.

En el versículo 20.

Está a la puerta y llama.

Él quiere entrar.

Leamos en los versículos 16 y 17.

Esto es Apocalipsis 3:

"Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad."

Así que estaban bastante satisfechos consigo mismos.

Pero no sabían—Jesús dijo:

"Y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo."

Jesús tenía una perspectiva bastante diferente sobre su condición de la que ellos mismos tenían.

Ellos se sentían bastante bien con su situación, pero Jesús tenía palabras para describirlos que no eran muy buenas.

Pero también los invita al arrepentimiento.

Ahora, noten esto.

Él dice:

"Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego."

¿Por qué se refina el oro en el fuego? ¿Qué sucede?

Ponen el oro en el fuego, y ¿qué ocurre?

Todo lo que no es oro es quemado, y al final, queda oro puro.

Así que el oro refinado en fuego es oro que ha sido refinado, es puro.

Y luego Él dice:

"Yo te aconsejo que de mí compres este oro refinado en fuego, para que seas rico."

¿Recuerdan cuando vimos esto en la carta a la iglesia de Esmirna?

Jesús dijo:

"Yo conozco tus obras, y tu tribulación."

Esas son las pruebas, como cuando el oro es puesto en el fuego. Desde la perspectiva del oro, es muy caliente, incómodo, una experiencia difícil, y eso es lo que Jesús está conectando aquí.

Sus pruebas, su persecución, su pobreza.

Pero luego dice:

"Pero tú eres rico."

¿Por qué eran ricos?

Porque tenían ese oro refinado en fuego.

El mismo oro que Laodicea es aconsejada a comprar de Jesús.

Para obtener esa experiencia, esa prueba, que purificaría su carácter.

Ahora, en la señal del Hijo del Hombre, vemos cómo Laodicea está representada.

Aquí está el pez, y la boca, y Laodicea es como el agua que es vomitada de la boca.

Por eso colocamos a Laodicea en este lugar, porque la imagen muestra que es vomitada de la boca.

Y con Esmirna, esta es la iglesia que atravesó por las pruebas y que era rica, porque tenía ese oro refinado en fuego, ese carácter de oro.

Y por eso está representada por el pez dorado.

Así que vemos estas relaciones que también confirman la posición de las iglesias en la señal.

Y los cielos nos enseñan un poco más sobre esas iglesias.

Así que aquí vemos algo interesante. Tenemos siete iglesias en una secuencia. En el tiempo de Jesús, o el tiempo de los apóstoles, la iglesia de Éfeso, la carta a la iglesia de Éfeso, representaba ese tiempo que comenzó entonces y luego progresó a través de todas las iglesias hasta nuestro tiempo con Laodicea.

Y vimos cómo eso fue una degradación. Las cosas empeoraron cada vez más a lo largo del tiempo. Pero hay dos iglesias, Esmirna y Filadelfia, que no encajan en ese patrón, porque Jesús no tenía nada malo que decir sobre ninguna de ellas.

Al principio, Éfeso comienza a desviarse. Deja su primer amor. En lugar de empeorar con Esmirna, la situación es buena.

Jesús no tiene nada malo que decir sobre ellos. Pero luego, con Pérgamo, las cosas empeoran. Con Tiatira, empeoran aún más. Con Sardis, la iglesia está casi muerta.

Y de repente, Filadelfia es buena. Jesús no tiene nada malo que decir sobre ellos.

Y luego viene Laodicea, donde viven en completa negación. Se imaginan a sí mismos como maravillosos.

Aman a Dios. Tienen una buena vida.

Pero Jesús tiene una imagen muy distinta de ellos.

Así que el patrón, esa degradación, salta a Esmirna y Filadelfia.

Ahora, eso nos da una pista, especialmente a la luz de la señal del Hijo del Hombre.

Recuerden que estamos tratando de aplicar esto para entender dónde aparecen las cinco vírgenes prudentes mencionadas, o representadas en la señal.

Así que tenemos siete iglesias, pero hay dos sobre las cuales Jesús no dijo nada malo.

Entonces, no solo Filadelfia, sino también Esmirna, cuentan como parte de las vírgenes prudentes, porque son iglesias de las que Jesús no tuvo nada malo que decir.

Tenían el aceite del Espíritu. Muchos dieron sus vidas por Jesús.

Fueron fieles hasta la muerte.

Y Jesús les dijo que les daría una corona de vida.

Y allí es donde está nuestra pista en la señal.

Vemos que están en el mismo río.

Es una sola constelación.

Tanto Filadelfia como Laodicea están en el mismo río, que es una gran constelación.

Y eso es similar a algo más que vemos con Esmirna y Éfeso.

Estas son dos constelaciones separadas, pero están relacionadas.

La constelación para Éfeso se llama Reticulum, y es solo un nombre elegante para decir que es una red. Más como los apóstoles de Jesús, que eran pescadores, ellos usaban una red para atrapar sus peces, como esta.

Esta red es de donde proviene el nombre de la constelación.

Se llama Reticulum porque es una herramienta que tiene una red en su interior.

Pero en el contexto de las iglesias, encaja muy bien pensar en ella como la red de un pescador, porque esa era la iglesia apostólica, donde los pescadores—recuerden que Jesús dijo que haría de los apóstoles pescadores de hombres.

Así que ellos atraparían personas, no solo peces.

Aquí en la señal vemos la red de los pescadores y el pez.

¿Es bueno para el pez quedar atrapado en una red?

¿No?

¿Están seguros?

Vamos a ver algo que Jesús dijo.

A Jesús le gustaba contar historias, y una de las historias que contó Jesús, una historia diferente es también sobre el reino de los cielos, dice en el versículo 47:

"El reino de los cielos es semejante a una red (una red de pescador) que echada en el mar, recoge toda clase de peces."

¿Y luego qué hicieron?

"Y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera."

Así que tenían los peces buenos.

Cuando usas una red, atrapas otras cosas, tal vez cangrejos, estrellas de mar, cualquier cosa.

Tal vez no quieres esas cosas, así que tienen que separarlas.

Eso es interesante porque, a la luz de la señal del Hijo del Hombre, si vemos a estas constelaciones como la red y el pez juntos, Jesús comparó la iglesia con una red que atrapa peces.

Y en ese sentido, no es algo malo quedar atrapado en la red.

Queremos ser peces atrapados en la red de Cristo.

Pero también hay una red mala.

La Biblia habla de una red mala que atrapa a aquellos que no saben el tiempo y los toma por sorpresa.

Eso viene del libro de Eclesiastés.

Pero aquí tenemos la red con el pez.

Y también Jesús dijo que traerían la red y harían la separación.

Y eso es lo que vemos con el cometa.

Divide a través de estas dos constelaciones.

Y entonces se separan los que están en Cristo—recuerden que esta es la señal del Hijo del Hombre.

Así que estos están en Cristo, y los que están afuera no están en Cristo.

Se toma lo bueno en el recipiente y se echa lo malo afuera.

Así que dentro está lo bueno.

Aquí es donde están aquellos que se arrepienten de cada una de las iglesias, están representados como estando en Cristo.

Mientras que aquellos que no se arrepienten son los peces malos que son echados fuera de la red.

No queremos ser esos, esos son echados fuera del reino de Dios.

Así que lo que vemos es que Dios está usando estas siete iglesias como una ilustración.

En particular al comienzo y al final.

Pero vemos un contraste entre las dos iglesias del final: Laodicea y Filadelfia, y también en este lado: Éfeso y Esmirna.

Ahora, Esmirna, ellos fueron fieles.

Jesús dijo:

"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida."

Si eres fiel en el camino correcto, significa que no has perdido tu primer amor. No te has desviado del camino. Es un contraste con Éfeso.

Y estos son emparejados juntos: el pez y la red.

Y estos están emparejados juntos porque son dos iglesias en un mismo río.

Así que, de hecho, lo que vemos—como vimos antes—tenemos las vírgenes prudentes y a las insensatas.

Lo mismo en este lado.

Las vírgenes prudentes mantienen su enfoque, permanecen en el camino correcto, pero las insensatas son aquellas que abandonan el camino. Dejan su primer amor. Y a menos que se arrepientan, están perdidas.

Así que para cada una de las iglesias hay dos partes.

Está la parte fiel adentro, y la parte infiel fuera.

Pero Jesús utiliza estas dos iglesias para hacer ese contraste, para mostrarnos la diferencia entre las insensatas y las prudentes.

Pero solo hay dos que están representadas de esta manera en esta ilustración con las siete iglesias.

Pero en cada caso, hay quienes se arrepienten y quienes no se arrepienten. En cada iglesia, hay quienes se arrepienten y son contados en el cuerpo de Cristo, y quienes no lo hacen. Están aquellos que se arrepienten de los errores que Jesús señaló, y aquellos que no.

Pero esto se ilustra en dos iglesias para mostrar a quienes se arrepienten dentro de la iglesia de este lado del río, por así decirlo, esta virgen, aquellos que mantienen la fe y aquellos que no. Así que cuando vemos los extremos emparejados de esa manera, entonces en realidad vemos a cinco vírgenes con el río, uno, dos, tres con el barco, cuatro con el caballete, y luego estas dos son emparejadas porque el pez está con la red.

Si giramos la señal, ¿qué ves allí? Parece como un recipiente, ¿verdad? O una lámpara.

Esta es la lámpara que ilumina. Déjame mostrarlo mejor.

Dentro de la lámpara está el aceite del Espíritu, y quema con la luz.

¿Y cuál es la luz que brilla?

Brilla con la luz del tiempo, y eso encaja con la parábola de las vírgenes.

Al final de la parábola, en Mateo 25:13, Jesús dice:

"Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir."

Velad, porque ahora no sabes el día, o el tiempo, cuándo vendrá el Hijo del Hombre.

Y cuando velamos en estos últimos días y vemos las señales, cuando vemos las señales que nos dicen cuándo vendrá Jesús, ese es el propósito de velar.

Muchas personas interpretan esto de manera incorrecta y no lo relacionan con la vigilancia.

Solo se aferran a la otra parte y dicen: "No sabes el tiempo en que vendrá Jesús."

Pero Jesús dijo: "Velad porque no sabéis el tiempo."

Y si no sabes el tiempo, entonces miras el tiempo.

Velas.

Miras las señales, y las señales te dicen el tiempo.

Y esa es la luz que se ilustra en el recipiente de las vírgenes prudentes que tienen el aceite.

Así que queremos estar entre esas cinco vírgenes prudentes que tienen el aceite del Espíritu, que brillan con la luz del tiempo, que conocen el tiempo y pueden compartirlo con el mundo para que el mundo pueda ver qué tiempo es realmente.

Y este es un tiempo maravilloso en el que vivimos, cuando vemos estas cosas sucediendo.

Todo lo que Jesús dijo sobre Su reino está ilustrado en la señal.

Las cosas que dijo acerca de sí mismo están ilustradas.

Es la señal del Hijo del Hombre, y Él es el Hijo del Hombre.

Y así, en Su señal, vemos todas estas cosas converger de diferentes maneras.

Con esto, recordemos algo con lo que el Señor concluyó cada una de sus cartas.

En la carta a la iglesia de Éfeso, concluyó diciendo:

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."

A Esmirna, en Apocalipsis 2:11:

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."

A Pérgamo:

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."

En cada iglesia, el mismo mensaje:

"El que tiene oído, oiga."

A cada una de las siete iglesias.

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."

Sabes, Dios es un artista, y a los artistas les gusta ver las cosas desde diferentes perspectivas.

Por eso giramos la imagen y vemos algo diferente:

Es la lámpara.

Lo que quería enfatizar: la llama es el conocimiento del tiempo.

Es el reloj que vemos justo ahí.

Pero, ¿qué pasa si lo giramos en otra dirección?

Y he sacado la ilustración para que puedas verlo con más claridad.

¿Qué parece ahora?

Lo has descubierto.

Es un oído.

"El que tiene oído…"

No dice "El que tiene oídos".

Dice: "El que tiene oído."

Normalmente, tenemos dos oídos.

Pero Jesús dijo: "El que tiene oído."

Porque en la señal, vemos un solo oído.

"El que tiene oído, oiga."

El que tiene un oído, como en la señal.

Vemos que las iglesias están alrededor de este círculo, y esa es la parte que está ilustrada con el oído.

Esa es la parte que nos muestra el oído exactamente donde están las siete iglesias, donde se muestran las cinco vírgenes.

Y también es la parte interna.

Esas son las cinco vírgenes prudentes, las que tienen el oído, mientras que las insensatas no escuchan lo que el Espíritu está diciendo.

Y, por supuesto, ahí vemos dónde la paloma está hablando directamente al oído.

Las vírgenes insensatas regresan a la puerta.

Hemos visto la puerta en la señal del Hijo del Hombre.

Aquí está la puerta.

Y la puerta es donde está el reloj.

Así que las vírgenes insensatas no tienen el Espíritu.

Y tienen que irse.

En la parábola, las otras vírgenes les dicen que tienen que irse a comprar aceite.

Sí, estas son las vírgenes insensatas.

Ellas se van a comprar aceite, pero no compran su aceite de los olivos.

Consiguen algún aceite de canola modificado genéticamente o algo similar.

Y cuando regresan, encuentran una puerta cerrada.

Como Laodicea, tienen una puerta cerrada.

Y Jesús está llamando a esa puerta.

Y esto encaja con aquellos que hoy piensan que tienen más tiempo.

Tal vez no para ellos mismos, sino porque creen que se irán en un arrebatamiento y que habrá una segunda oportunidad más adelante cuando Jesús regrese.

Y así, ellos se van durante ese tiempo.

Y creen que podrán conseguir aceite en ese tiempo.

Pero es una advertencia de que no es así.

Porque cuando regresan, Jesús no los reconoce.

No sabe quiénes son.

Y eso es una fuerte señal de que no son quienes Él creó, ellos han sido cambiados.

Han sido cambiados al aceptar una genética humana, por ejemplo.

Ellos no utilizaron, no aprovecharon el tiempo que Dios les dio para arrepentirse.

Y por eso llegaron a la puerta cerrada.

Así que lo que vemos en la señal es la señal de la venida del Hijo del Hombre.

Esta no es la señal de un arrebatamiento, quiero decir, lo es, pero en la venida del Hijo del Hombre, no una señal de arrebatamiento antes de la tribulación.

Esta es la señal de la protección de Dios para su pueblo. Él quiere que su pueblo esté en Él, en su cuerpo. Así que vemos todos estos símbolos encajando para mostrarnos que Él viene, y no permite que haya más tiempo adicional. Es el tiempo de su venida. Y después de eso, ya no habrá oportunidad para que más sean rescatados.

La puerta estará cerrada.

Por lo tanto, debemos asegurarnos de escuchar al Espíritu y entender la voz, su voz, que nos da el tiempo, para que podamos brillar con la luz del tiempo.

Así que, con eso, tengamos una oración.

Querido Padre Celestial,

Una vez más, te damos gracias por tu fidelidad.

Tú eres el testigo fiel y verdadero.

Y el aceite que tienen las vírgenes prudentes es de los olivos, de tu Espíritu.

No es nuestro propio aceite.

Nosotros brillamos con la luz que tú nos das.

Y oramos para que muchos sean luces en este mundo, con el aceite de tu Espíritu, brillando con el entendimiento del tiempo en el que vivimos.

Que todos podamos ser recibidos en tu reino y no contados entre las vírgenes insensatas, que siguen sus propias obras para encontrar su propio espíritu, porque no entrarán en tu reino.

Por eso, oramos por tu guía en cada paso de este caminar, y te damos gracias porque vemos tu guía en los cielos, al entenderlo de tu Palabra.

Y oramos para que tus hijos escuchen tu voz, inclinen su oído hacia el cielo y te reciban.

Oramos por estas cosas en el nombre de Jesucristo y de Alnitak, el herido de Orión.

Amén.

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